
Desde que me empecé a interesar sobre la alimentación saludable y sobre todo por la dieta (o más bien, estilo de vida) libre de productos animales, he intentado llevar una alimentación 100% limpia, basada en productos naturales y REALES. Es decir, basando mi alimentación en productos que procedan de la tierra. Si mi abuela no hubiera sabido identificarlo, fuera.
Me encanta vivir de esta forma. Siento que el simple hecho de elegir ciertos alimentos en lugar de otros se transforma en una especie de respeto hacia mi cuerpo que le demuestro cada día. Siento que cada una de mis células canta de alegría con cada comida. Puedo notar como mi cuerpo, en lugar de resentirse con el paso del tiempo, cada vez tiene más fuerza, algo que jamás hubiera imaginado. De corazón os digo, que este estilo de vida, me ha salvado la vida.
Sin embargo, he de decir que ni mucho menos soy perfecta. Hay días, o temporadas, en las que «me caigo del vagón», como decimos en inglés, y no hago las cosas tan bien como me gustaría. Quizás salgo por ahí y me tomo una hamburguesa vegetal que tiene poca pinta de ser casera, o un croissant vegano de la tienda de mi esquina, o quizás tengo el día vago y opto por unas salchichas de tofu o unos nuggets vegetales. O incluso, mi ciclo casi que me obliga a hacer otra bandeja de brownies caseros (que aunque son saludables, deben ser algo esporádico).
Al principio cuando empecé a llevar este estilo de vida, me sentía mal cada vez que comía algo que no era 100% natural o saludable. Me sentía débil, y como si me hubiera traicionado a mí misma sucumbiendo a una especie de «presión» de la sociedad o pereza general. Y en realidad el error era mío. Y era un error porque pretendía alcanzar la perfección en todo momento, y eso es algo que en cualquier ámbito de la vida, es imposible, por dos cosas. Primero, porque la perfección es muy subjetiva: cada uno tiene conceptos diferentes de lo que es hacer algo «perfectamente». Y segundo, porque es un concepto tan efímero… es algo que se consigue y al minuto siguiente tienes una nueva idea de lo que es la perfección. Esto nos lleva a un estado costante de «persecución» que nunca termina y a una sensación de fracaso continuo. No es sano.
Con el tiempo y mucha introspección, me di cuenta de que la perfección es precisamente, obtener el equilibrio entre ser la Srta Rottenmeier y el protagonista de El Gran Lebowski. En esto de la vida saludable, obsesionarse con hacerlo todo perfecto en todo momento, es la forma más fácil y directa de fracasar en el intento.
Por eso (y es algo que siempre recuerdo a mis clientas), siempre intento recordarme que lo importante es lo que hagas POR DEFECTO. Es decir, que la base de tu estilo de vida y tu instinto más natural, sea comer y vivir de forma saludable, dejando algún que otro desliz intencionado aquí y allá.
Nadie engorda por comerse un croissant vegano una vez al mes.
Nadie tiene problemas de hígado por tomarse una cerveza cada dos semanas.
Nadie enferma por tomar unas chips de lenteja o unas palomitas cuando vas al cine.
El problema es que hay personas que toman refrescos, alcohol, harinas refinadas, pan de molde, carne, leche, procesados, aceites refinados, yogures de supermercado, embutidos, fritos y peces enlatados (si creéis que el atún de lata es saludable os animo a investigar) absolutamente CA-DA-DÍ-A. Y después también se toman el croissant, la cerveza y las palomitas. Ese es el problema.
Tenemos la gran manía de aislar todas nuestras costumbres y hablar de ellas como si por si solas tuvieran un poder abrumador. ¿Cenar fruta engorda? Obviamente si el resto de tu dieta es equilibrada y no te pasas, no. ¿La cerveza es mala? Obviamente si sales de vez en cuando y te tomas una cerveza para celebrar algo, desde mi punto de vista, no.
Ahora, hay que ver cómo es el resto de tu estilo de vida. Obviamente no es lo mismo que lo haga una persona que come saludable el 95% del tiempo y hace un poco de deporte cada día, que una persona que come comida procesada casi cada día, que no se mueve y que además desayuna pavo en lonchas con pan de molde o galletas de animales con Cola-Cao, y una Coca-Cola a media mañana. No debemos aislar estas cosas, porque para poder identificar algo como saludable o no, debemos mirar el estilo de vida de una forma HOLÍSTICA, y ver cómo es el resto de su alimentación y su vida.
Tengo que comentar que ODIO el concepto de cheatmeal, por cierto. Me parece totalmente insalubre y mentalmente tóxico comer patatas hervidas con pollo cada día y después tomarte un batido de chocolate con nata, galletas, gominolas, sirope, Lacasitos, media tableta de Kinder Bueno y una de Toblerone en tu «día libre». Jamás he creído en eso de llevar una dieta entre semana y tomarse el fin de semana «libre». Ni en comer de una forma tan estricta que cualquier persona con TOC se asustaría, para luego el sábado darle al cuerpo una paliza de insulina que probablemente resultará en diabetes crónica, si sobrevives. Esto me parece extremadamente enfermizo y desde mi punto de vista denota una especie de prohibición y frustración en el resto de la dieta.
Por eso, siempre digo que el estilo de vida saludable no es precisamente un estilo, sino un estado. Hoy mismo me ha escrito por WhatssApp una de mis clientas y me comentaba que «ahora simplemente ME GUSTA vivir así». Y no hay cosa que me haga más feliz que esto. Ver que las personas entienden que el estilo de vida saludable no consiste en tomar batidos verdes y ensaladas de kale a todas horas, sino de integrar alimentos saludables en nuestro dia a día y POR DEFECTO, siempre que cocinemos en casa y siempre que sea posible, para que esas veces que nos dé por tomarnos algo «marrano», no tenga ninguna trascendencia en nuestro estilo de vida y nuestra salud, y sobre todo, que no nos lo tomemos como un premio o con una ansiedad que asustaría hasta a los finalistas de Supervivientes.
Seguro que a mis clientas les suena esta frase: «Este trabajo no es la búsqueda de la perfección, sino el dar pasos poco a poco en la dirección correcta».
Un brindis con agua de coco por aquellas de vosotras que habéis decidido dar un giro a vuestra vida y apostar por la salud, el equilibrio, el bienestar y la prevención. Y no os preocupéis porque si os caéis, os cogeremos 🙂
xx
Ally