«He aprendido tanto de mis errores
que estoy pensando en salir a cometer unos cuantos más»
Esta es una frase que me encanta, no solo porque me ayuda en momentos difíciles sino porque también me recuerda todo lo que he aprendido gracias a mis errores. Y creedme, he cometido muchos, pero de todos ellos me he quedado con algo que me ha hecho crecer como persona y me ha ayudado a ver las cosas de forma diferente.
Algunas personas ven los errores como algo malo, algo de lo que avergonzarse, algo de lo que arrepentirse. Yo personalmente los veo como lecciones de vida que me convierten en una experta en el campo. Durante la última década, estos han sido los errores y lecciones más importantes y que más me han formado como persona.
1. Pensar que una persona no puede marcar una diferencia
Cuando lo piensas, es algo absolutamente ridículo. Si todos pensaramos lo mismo, no ocurriría nada bueno en el mundo. Todas las personas de este mundo, cada una de ellas, tiene el poder de marcar una diferencia. Tu voto tiene un poder increíble. Tu asistencia tiene un poder increíble. Tu voz tiene un poder increíble. Tus actos tienen un poder increíble que puede cambiar el rumbo de tu vida y el de los demás, mucho más de lo que imaginas. Si quieres hacerte vegetariano, vegano, activista, político, Youtuber… hazlo. Todos y cada uno de nosotros podemos cambiar el rumbo de nuestras vidas y la historia. Que les digan a Gandhi, Luther King o Rosa Parks que una sola persona no puede marcar una diferencia…
2. Pensar que la vida me debe algo
Creo que sobre todo cuando eres joven, es algo que sueles pensar. Te crees con derecho a todo, que el mundo en general te debe algo y actuas como si no te importara nada ni nadie, esperando recibir todo el rato. El mundo no funciona así. Da igual lo que nos haya pasado, lo que nos hayan hecho, o las circunstancias en las que estemos. EL MUNDO NO NOS DEBE NADA. A nadie. Mi vida cambió completamente el día que decidí dejar de creerme con derecho a exigirle a la vida y simplemente decidí estar agradecida por todo lo que tengo, desde mi vida, hasta mi casa, mis amigos, internet, o la comida en mi plato.
3. Pensar que las personas que no creen lo mismo que yo están equivocadas
Hay una frase que define totalmente este concepto: «Lo contrario de lo que crees también es verdad». Si eres ateo, seguro que conoces a gente religiosa que creerá que estás loco, y al revés. Si eres vegano, seguro que conoces a gente que come carne que cree que eres extremo, y pasa lo mismo al revés. Por supuesto que discutir sobre temas en los que estamos en desacuerdo nos hace abrir la mente y ver otros puntos de vista, y soy la primera que cuando me preguntan (educadamente y visiblemente interesados) por el veganismo, expongo mis puntos con mucha convicción y efusividad. Eso no quiere decir que crea que la otra persona está equivocada, ni que tenga razón. Pero cuando debato cualquier tema, simplemente intento recordar que mi verdad es tan verdad para mí como para la otra persona la suya, y eso me hace apreciar más el intercambio de opiniones.
4. Pensar que comer es un simple trámite y que mi cuerpo es un vertedero
Cada cosa que comemos manda un mensaje a nuestros genes. La comida tiene el poder de despertar o mantener dormidos los genes que tenemos, ya sean buenos o malos. Es algo que no solo te llena el estómago sino que también va a tu hígado, corazón, sangre, cerebro. La comida tiene el poder de mantenerte vivo o matarte. Aprendí esto «the hard way» y decidí que desde ese momento comería como si me importara. Eat like you give a fu*k.
5. Pensar que no tengo el control sobre cómo me siento
Una acción no tiene ningún poder sin nuestra reacción. Asi como no ofende quien quiere, sino quien puede, nadie y absolutamente nadie puede hacerte sentir de ninguna forma. La única persona que está dentro nuestra cabeza somos nosotros mismos, y aunque no es fácil (si lo fuera, todo el mundo lo haría), es posible decidir cómo nos sentimos ante cualquier situación. Culpar a los demás de ello es simplemente una excusa para no afrontar lo que realmente sentimos. El día que decidí ser 100% responsable de mis emociones (que no es lo mismo que sentimientos) fue absolutamente liberador, y no lo cambiaría por nada del mundo.
6. Pensar que las cosas pequeñas no tienen ningún efecto
Un pequeño acto tiene el poder de cambiar el mundo.
7. Pensar que las personas positivas nacen así
En absoluto. La mente es como un músculo y lo podemos entrenar perfectamente. Al principio cuesta un poco y parece que vamos cuesta arriba, pero si somos consistentes al final adopta ese ejercicio como algo completamente natural y lo hace casi sin pensarlo y sin resistencia alguna. Tenemos el poder de reprogramar nuestros pensamientos, aquí, ahora, y para siempre.
8. Tomar por garantizados a mi familia y mis amigos
Cuando te acostumbras a algo es difícil darte cuenta de la suerte que tienes de tenerlo. Cada vez que me siento frustrada por alguna tontería con algún familiar, amigo o persona querida, simplemente intento pensar en alguna buena cualidad que tienen y lo feliz que me hacen, y aprecio el sitio que ocupan en mi vida y todo lo que me dan. Esto borra mi sentimiento negativo instantáneamente. No seríamos quienes somos sin las personas de nuestro alrededor, y aún cuando hacen algo que percibimos como negativo, el truco está en verles no como a un enemigo, sino como a nuestro mejor profesor.
9. Quejarme
Por supuesto que todos tenemos días en los que nos pasa algo y necesitamos desahogarnos, pero es fácil que esto se convierta en una costumbre. Quejarse es algo que sin una acción es completamente inútil. Quejarse de lo mal que nos sentimos sin hacer algo al respecto es inútil. Quejarnos de una injusticia sin mover un dedo para remediarla es inútil. Para mí, llegó un momento en el que decidí que cada vez que me quejara de algo, haría algo para remediarlo, y la verdad es que este plan me ha ido genial de momento. En este artículo nos hablan de cómo el quejarse constantemente puede (literalmente) dañar nuestro cerebro. No sé vosotras pero yo prefiero curarme de espanto!
10. Pensar que tengo todo el tiempo del mundo
Por mucho que nos guste pensarlo, no tenemos todo el tiempo del mundo. Tenemos un tiempo muy limitado, minúsculo, y lo que hacemos con cada segundo de nuestras vidas es extremedamente importante. Hacer algo «para pasar el tiempo» es muy peligroso. Lo ideal es intentar hacer algo de calidad y que aporte algo a nuestras vidas todo el tiempo. Ya sea viajar, leer un artículo o un libro que nos ayude a mejorar como personas, trabajar en un proyecto personal que nos encante, decirle a alguien que le queremos, dejar ese trabajo que odiamos, cambiar nuestra alimentación, ver esa película que siempre hemos querido ver, llamar a esa persona. Cada segundo es una nueva oportunidad para empezar de cero. Nada tiene valor, solo el tiempo, ya que es lo único que nunca podremos recuperar. Intentemos hacer que cada segundo de nuestras vidas en esta tierra cuente.
Mirar atrás está bien, siempre que sea para aprender y tomar notas. No hace falta revivir errores una y otra vez y regodearnos en lo tontos que fuimos cuando los cometimos o cuando nos comportamos de cierta forma. Lo importante es guardar esas lecciones en un lugar de nosotros al que podamos acceder cuando necesitemos recordarnos a nosotros mismos la suerte que tenemos que haber aprendido lecciones tan valiosas.
Estas son mis lecciones más preciadas, cuáles son las tuyas?
Que tengáis un martes de película. Namaste 🙂
xx
Ally
Isa
Que razón tienes pero que difícil es aprender de los errores realmente…
carmen elisa
Últimamente no hago mas que decirte que tus artículos son geniales, pero es que es así como lo siento.A mí el yoga me hizo ver todo esto que tu expones en esta entrada, hay veces que siento que soy fría que no reacciono como antes, pero veo que es porque analizo y veo la dimensión del asunto en concreto. La gente ve tus cambios con extrañeza pero yo me siento mejor ahora que actúo así.
ver que no eres la única que esta en ese proceso de cambio tan duro,porque salir de tu zona de confort lo es, me reconforta también.
Sigue así
carmen elisa
Lo que he escrito antes creo que no se ha grabado, enviado… bueno lo resumiré:
Básicamente decía que yo estoy en eso proceso de cambio y es duro porque sales de tu zona de confort. Yo empecé mi cambio gracias al yoga y aunque mis reacciones parecen las de una persona fría, son las de una persona que ven la dimensión de lo que ocurre y no le da más importancia de la que tienen para no gastar la energía de otras cosas.
Es bueno ver como hay personas que también sienten cosas parecidas, porque la gente tiende a ridiculizar o menospreciar lo diferente.
Sigue así
Bea
Muy bueno!!
Hace años me apliqué el cuento de «si tiene arreglo, arréglalo, y si no lo tiene, ¿para que le estás dando vueltas?», y eso me ha servido para muchas más facetas en la vida.
Los errores son una fuente importante para aprender en la vida.