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Lo único que la moda rápida está reduciendo es su responsabilidad

Las donaciones de grandes empresas no las eximen de otras responsabilidades.

 

En los últimos años, las prácticas de sostenibilidad de Inditex han estado en el foco de las críticas, sobre todo después de las recientes donaciones millonarias de Amancio Ortega de 100 millones de euros destinados a la reconstrucción tras la dana en Valencia. Estas donaciones han sido una oportunidad para que todas reflexionemos sobre la responsabilidad moral y corporativa de las empresas que hacen estas donaciones como si de un vaso de agua bendita y tres Padres Nuestros se tratara.


Lo de Inditex como empresa, es mucho más complejo que esto. En 2021, las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la compañía alcanzaron las 17 millones de toneladas de CO2, equivalente solo en emisiones de alcance 3, que incluyen la producción, transporte y otras actividades de su cadena de suministro. Este tipo de emisiones representaron un aumento del 28.2% respecto a 2020, a pesar de los compromisos ambientales de la empresa (que recordemos, no son más que compromisos, no algo asegurado).


Amancio Ortega donaciones Inditex
Foto: Voz obrera

Para entender mejor la magnitud de este problema, pensemos que 17 millones de toneladas de CO2 son comparables a las emisiones anuales de un país pequeño. Por ejemplo, en 2021, Letonia emitió alrededor de 8.7 millones de toneladas de CO2, lo que hace evidente que las operaciones de Inditex contribuyen de manera significativa al calentamiento global. Esta cifra también resulta una contradicción con las metas de sostenibilidad de la empresa, que ha prometido alcanzar cero emisiones netas para 2040. Sobre esto, tengo mi propia opinión, que es que estas promesas para dentro de unos años son una simple procrastinación de responsabilidad, pero eso, lo dejamos para otro día.


La donación de 100 millones de euros por parte de Amancio Ortega, aunque pueda parecer altruista, debe evaluarse en el contexto de las prácticas fiscales de la empresa, muy a pesar de aquellos que defienden con uñas y dientes, y por algún motivo que desconozco, al abuelo multimillonario de España.


Según varias investigaciones, Inditex ha sido acusada de utilizar filiales en países con bajos impuestos (Países Bajos e Irlanda) para reducir su carga fiscal, lo cual le ha permitido evitar el pago de cientos de millones en impuestos en otros países. Esta estrategia, aunque legal, es moralmente cuestionable cuando se considera que esos fondos podrían haber apoyado servicios públicos y la lucha contra el cambio climático. Y repito mi mantra: que algo sea legal, no lo hace ético.


Zara greenwashing donaciones Amancio Ortega

Es importante destacar el odor a greenwashing que todo esto emana. La magistral práctica de proyectar una imagen entrañable y de responsabilidad ambiental ha calado muy hondo en la clase trabajadora que busca a un salvador en medio de toda esta incertidumbre. Las donaciones, aunque benefician a corto plazo y ayudan en emergencias, no compensan las prácticas de negocio que contribuyen al cambio climático. De hecho, son estas mismas empresas las que impulsan una industria que es una de las principales contribuyentes las condiciones que luego intentan paliar con donaciones. ¿Cómo es que no vemos que la misma persona que hornea la tarta, es la que se la come, dejándonos solo las migas de ésta al resto del “populacho”?


No hay nada que más me rompa el corazón que ver a personas de clase trabajadora (bajo ilusiones de clase media, pese a que ésta ya hace mucho que no existe) defender a aquellos que manejan el yugo en el que el 99% del resto nos vemos atrapados. Las donaciones, por grandes que sean, no eximen la responsabilidad y el impacto de millones de toneladas de CO2 que contribuyen al calentamiento global. Y dejemos de preguntar a aquellos que de una forma totalmente revolucionaria han entendido que hacer donaciones no está reñido con contribuir con tus impuestos a tu país, que cúanto han donado. Porque recordemos dos cosas importantes: primero, que las donaciones se hacen de forma privada. De lo contrario, son propaganda y marketing (ya sea para tu empresa o para tu propio ego). Y segundo, que el impacto de una persona con un salario normal y corriente (o “medio”, como quieras llamarle), es millones de veces menor que el que alguien como Amancio Ortega puede tener tanto en la sociedad como en el clima. Aunque cabe decir, que haciendo la comparación entre su patrimonio y el nuestro, haciendo una donación de 9 euros ya estaríamos haciendo un mayor esfuerzo económico que el magnate de Inditex.


Esta dicotomía es la que debemos seguir analizando para no confundir gestos generosos con responsabilidad corporativa real. Sin un cambio sistémico y una reducción drástica de sus emisiones, las iniciativas de donación seguirán siendo un parche sobre un problema mucho más profundo.


Nos merecemos más que caridad.

Nos merecemos justicia social.


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