get a grip
-
1.informalkeep or recover one’s self-control.
Siento haber estado ausente durante tantísimo tiempo, ha sido pura y simple necesidad, si os soy sincera. Algunas sabéis que he pasado por una situación personal muy delicada y la verdad es que simplemente sentía que necesitaba desconectar de absolutamente todo. Ahora por fin siento que tengo ganas de seguir escribiendo y quizás poco a poco vuelva a llevar el mismo ritmo que hace unos años, veremos qué pasa. De todas formas, aviso a navegantes de que esta entrada será quizás la más personal que he escrito nunca y más que nada algo terapéutico para mí, asi que con antelación os digo que probablemente lluevan gorros de aluminio.
La cuestión es que yo creo firmemente que en cada situación negativa hay una oportunidad positiva increíble, aunque a veces nos cueste encontrarla. Siempre, SIEMPRE (sí, siempre, incluso en la situación en la que estás pensando) se puede encontrar una lección, una ventaja, una sensación, algo positivo. Puede que estés pensando, «pero es que yo no soy una persona positiva», a lo que yo te contestaría «ya, ni tú ni nadie». Según muchos estudios, los seres humanos somos negativos por naturaleza, simplemente por el hecho de que nuestra biología lo requería allá por la época prehistórica en la que necesitábamos estar alerta para evitar, bien, básicamente, que un puma nos devorara o que los vecinos nos robaran lo que teníamos para comer ese día.
Sin embargo, siendo conscientes de ello, todos tenemos el poder de elegir cómo nos sentimos y como reaccionamos frente a ciertas situaciones. Tenemos dos opciones muy claras: 1) Victimizarnos y regodearnos en lo injusto que es el mundo, preguntarnos por qué nos pasa a nosotros y qué hemos hecho para merecer esto, bla bla bla, o, 2) Aceptar la realidad tal y como es, encontrar algo que aprender o sacar de ello y seguir adelante sin resistirnos al hecho de que el presente es como es, y punto.
Por muy justificado que esté tu malestar, por muy dolorosa que sea la situación, tú y solo tú eres responsable de cómo te sientes, y tienes el absoluto poder de elegir una reacción negativa o positiva. Por supuesto que no estarás contenta ni feliz frente a una situación de este tipo, y sobre todo con las que incluyen la muerte de un ser querido como ha sido mi caso, pero estarás en paz. En paz con el presente y contigo misma. En paz con el momento.
Antes de aprender y aceptar esto, la excusa que me ponía para no elegir un enfoque positivo era: «Pero es que es injusto! No es justo que esto me esté pasando. Y me siento mal, no me gusta esta situación y estoy [enfadada, triste, rabiosa, etc]». Pero llega un momento en el que te das cuenta de que en realidad frente a las cosas que ocurren en la vida, tienes tres opciones: 1.- Cambiar al situación de forma activa, 2.-Salir de la situación, o 3.- Aceptarla tal y como es y seguir adelante. No hay más opciones, y está en nuestra mano elegir cuál de ellas es la que nos conviene, única y exclusivamente en nuestra mano.
En mi caso elegí aceptar las cosas tal y como eran ya que frente a una enfermedad como el cáncer de un ser querido, realmente tú personalmente no puedes hacer nada. Diciendo «nada» me refiero a que médicamente o físicamente hablando no podemos (por desgracia) hacer desaparecer la enfermedad o cambiar el hecho de que esa persona la haya contraido. En mi caso, acepté la situación tal y como era y decidí simplemente preguntarme a mí misma: Cómo puedo ayudar? Si no puedo cambiar la situación, qué puedo hacer para ayudar a toda la gente que está afectada por esta situación? Victimizarnos y utilizar toda nuestra energía en tener y dar pena os aseguro que no ayuda a absolutamente nadie. Por supuesto, en nuestro corazón todos sabemos lo que hay que hacer: Disfrutar, apoyar, hacer reir, abrazar, sonreir, ayudar, escuchar, y sobre todo, ser fuertes por nosotros mismos y por la persona afectada. Ese es el mayor regalo que podemos hacerle a una persona: ofrecerles todo lo que sí está en nuestra mano y de corazón.
Como he dicho, con el tiempo he aprendido a ver el lado positivo de todo, e incluso en esta situación pude encontrar la lección escondida: la vida es corta, pero es tuya, y tienes la oportunidad de elegir cómo te sientes y vives cada segundo. No podemos elegir lo que nos ocurre pero sí podemos elegir cómo lo vivimos y experimentamos. Si dejamos que las situaciones de la vida dicten nuestros sentimientos, oh boy, you’re in for a treat por que, sorpresa! La vida es así de justa o injusta, pero es como es y no podemos controlar lo que los demás hacen, dicen, o las cosas que ocurren en el mundo. Lo que sí podemos elegir es cómo reaccionamos a ello. Es como el típico dicho de «no ofende quien quiere, sino quien puede». Esto es algo que esa persona me enseñó desde muy pequeña y solo ahora he entendido que el significado es mucho más profundo y abarca más de lo que jamás imaginé.
Otra de las cosas que he aprendido es que el momento presente es el único que existe. Muchas veces nos montamos películas o anticipamos las desgracias que nos van a ocurrir, o nos arrepentimos de cosas del pasado que hicimos o no hicimos. Mira, otra sorpresa! El pasado y el futuro no existen. Por mucho que nos gustara ser Marty McFly, el tiempo es solo una ilusión, por lo que imaginarnos desgracias hipotéticas tiene el mismo efecto que imaginarnos que unos alienígenas verdes bajan a la tierra a matarnos a todos y a llevarse a Dolly Parton a su planeta. Osea, ninguno. No existe. Es una posibilidad? Sí, claro, pero con la misma probabilidad de que ocurra absolutamente lo contrario, es decir, que no ocurra. Con lo cual, es una pérdida de tiempo, literalmente, ya que estamos perdiendo ese tiempo tan preciado llamado presente, el cual prefiero aceptar y saborear al máximo en lugar de anticipar desgracias que ni siquiera sabemos si van a ocurrir. Cuando la desgracia llegue, ya decidiré cómo lidiar con ella y la superaré como he superado muchas otras cosas que ahora mismo me parecen insignificantes. En serio, piensa en algo que te quitó el sueño hace un año y verás que ahora mismo te parece una tontería, o en la mayoría de los casos, ni te acuerdas.
Con esta entrada no quiero decir que yo sea una auténtica maestra del Zen que vive siempre en el presente y que se siente genial en todo momento sin reaccionar a nada. No, por supuesto que reacciono o tengo pensamientos negativos de vez en cuando, pero es que la cuestión no es reprimir esos sentimientos sino el hecho de ser consciente de ellos y elegir cambiarlos por unos positivos (o elegir no reaccionar, aunque eso ya es otro tema para otro post entero), lo que nos hace estar en total control de nuestras emociones y la experiencia que queremos tener. Piénsalo bien y date cuenta de lo poderosa que es esta frase: nosotros somos los únicos que estamos en control de nuestras emociones. Nadie puede entrar en tu cerebro y hacerte sentir de ninguna manera, ni mal ni bien, solo tú. Por supuesto que esto es algo que no es fácil (al contrario) y que siempre estaremos desarrollando e intentando mejorar, pero el hecho de simplemente darnos cuenta de ello ya nos pone en el sitio del conductor, en lugar de en el del copiloto.
Hace un tiempo aprendí de una persona muy sabia lo siguiente: «El sentido de la vida es simplemente estar en paz con el presente, vivirlo con los cinco sentidos y averiguar cómo podemos servir a los demás». Y desde ese día, cada vez que me encuentro frente a una situación muy negativa, simplemente me rindo ante ella (es decir, la acepto) y me pregunto a mí misma cómo puedo ayudar y sacar lo mejor de ella. Estos últimos meses han sido probablemente los más duros de toda mi vida, pero me quedo con lo que he aprendido, y estoy profundamente agradecida de haber vivido conscientemente cada segundo del tiempo que quedaba. Es así como yo considero que se puede vivir una vida sin pena ni arrepentimiento; no tiene nada que ver con tirarse en paracaidas, hacer cosas peligrosas o salir de fiesta cada día (os pongo ejemplos de lo que quizás algunos confunden con vivir el presente).
Lo que venía a decir con este último párrafo es que esta es mi forma de recordar y hacer honor a los que no están, mi forma de seguir viviendo como ellos querrían que viviera y quizás aportar un grano de arena a alguien que en este momento lo necesite. No estáis sol@s. Es también mi forma de recordar que todo es temporal y que el ser humano es una máquina compleja increíble capaz de superarlo absolutamente todo y de salir airoso y triunfante hasta de las situaciones más horribles. Simplemente hay que ser conscientes de nuestra fuerza interior, y a ser posible, rodearse de gente que nos apoye, inspire y que simplemente «esté ahí» para recordarnos lo fuertes que somos, por que si queremos, somos invencibles.
Dedicado a María y a Migue, por tener siempre la palabra apropiada y recordarme que la fuerza estaba ahí incluso cuando se me olvidaba. A mi sueco, porque sin decirme nada me lo decía todo. Y sobre todo a ti, M, porque de una forma u otra me has ayudado a ser la persona que soy hoy y por eso te estaré eternamente agradecida, aquí o allí.
xx
Ally
Hay que ser muy fuerte para poder aceptar las cosas negativas que nos pasan. Un beso.
mucha fuerza Ally. Yo hace años que por circunstancias familiares tuve que tomar esa decisión, tirar adelante y mirar a la vida de frente y de forma positiva. Creo que es la única forma de ser feliz, al menos a ratos ?
Un abrazo
cuanto lo siento Ally
aunque el dolor no desaparece, si que se relativiza todo mucho con el tiempo, y los que quedamos aquí, tenemos que seguir, no hay más …
Sólo te conozco por tus blogs, pero ay!! me ha emocionado tanto tu post. Tienes razón en lo que dices, y no es un camino fácil tener las fuerzas preparadas todos los días para luchar contra las adversidades pero es lo único que podemos hacer para ganarle la batalla a las emociones negativas, la vida como bien sabes puede ser muy corta y disfrutarla positiva y sanamente es el mejor regalo que le podemos hacer a los que no están. Como le decía la madre a cenicienta en la película: «have courage and be kind»