Creo que esta es una de las frases que más odio, y probablemente, también una de las que más escucho. Por eso, quizás mis palabras hoy sean bastante duras, pero es necesario afrontar este problema de esta manera y de una vez por todas.
Estoy segura de que existe buena intención detrás de la gente que utiliza esta frase hecha casi como coletilla, pero sin embargo, no puedo estar más en desacuerdo con el contenido. Primero, porque no todo es bueno, ni siquiera en moderación. Segundo, porque el concepto de moderación es cuanto menos, subjetivo.
Tomar cosas que dañan nuestra salud no es bueno, punto. Desde mi punto de vista, cualquier alimento que se componga mayoritariamente de químicos que no podemos ni pronunciar y letras individuales seguidas de números, no es óptimo. También, cualquier producto cuyos componentes principales se basen en almidones y otros ingredientes de bajo valor nutricional, no solo es inútil sino también perjudicial para nuestra salud. O productos llenos de antinutrientes, que básicamente quiere decir que para sintetizarlos, nuestro cuerpo utiliza más nutrientes de los que obtiene de lo que comemos.
Lo cierto es que a pesar de que la mayoría de la población está un poco perdida en esto de la nutrición y muchas veces recibe información contradictoria de diferentes fuentes, sabe perfectamente que un bollo industrial relleno de chocolate azucarado no es bueno, ni para nosotros, ni para nuestros hijos. Sabe perfectamente que el chocolate con azúcar no es bueno para desayunar. Sabe perfectamente que el embutido no es un alimento óptimo ni necesario. Sabe perfectamente que comer empanadillas o productos fritos del estilo varias veces a la semana no es precisamente saludable. Pero aún así lo seguimos haciendo.
Hablaremos en un momento de la desinfomación que existe en el tema de la nutrición, pero por ahora, estamos hablando más bien de la disonancia cognitiva. Digamos que las únicas razones por las que seguimos consumiendo estos productos insalubres son, lo que yo llamo, el CSC: costumbre, sabor y conveniencia.
Estos son los únicos y exclusivos motivos. Cuando hablo sobre esto y la gente se excusa diciendo que “la comida sana es cara”, me pregunto dónde compran un paquete de arroz o de legumbre seca que cueste más que una palmera de chocolate o un bollo relleno de crema. Me intriga saber por qué creen que un kilo de patatas, que al menos en Barcelona ciudad va desde los 99 céntimos hasta los 2€ por kilo, es caro, cuando un café en el bar cuesta casi el doble. Y me rompe el corazón, porque sé perfectamente que todos queremos estar sanos, vivos y llenos de energía, pero el bombardeo de marketing y la pereza a veces saca lo peor de nosotros mismos.
Comer sano no es caro; lo caro es comprar productos rarísimos o especiales, los cuales como podéis ver en mis recetas, yo misma utilizo muy esporádicamente. El acai, la maca, el polvo de chaga, la leche de macadamia o las bayas goji, no son productos esenciales ni mucho menos. Son simplemente productos con muy buenas propiedades que dado el caso es interesante añadir a una dieta que ya es saludable. Os aseguro que aunque nos comamos un kilo de semillas de chía no eliminamos el hecho de que fumemos medio paquete de cigarrillos al día, nos pongamos hasta arriba de alcohol los fines de semana y comamos carne frita cuatro veces a la semana. Seamos realistas.
Es perfectamente posible llevar una alimentación sana basándonos en productos “normales” que podemos encontrar en todos los mercados o supermercados. Todo lo exótico y caro es simplemente algo extra que le podemos añadir a nuestra comida, pero ni mucho menos es imprescindible. Ahora que vivo en Barcelona, he podido comprobar con mis propios ojos que el arroz integral no sube de 1,20€ el kilo, las patatas empiezan en 0,99€ el kilo, las legumbres secas cuestan menos de 1€ el kilo. La fruta varía según el lugar, pero en mi frutería, que no es ni siquiera de las más baratas, me puedo comprar 1 kilo de plátano canario por 1.99€, uno de mandarinas por 0,99€, uno cebollas por 0,79€, e incluso uno de fresas del país por 3.50€. Seamos sinceros, comer sano no es caro, lo que pasa es que es más cómodo y fácil freír carne o echar agua hirviendo a un bote de fideos que se cocina en 5 minutos sin mover un dedo. Por favor, que no me vengan con este cuento, porque al menos creo que si tomamos la decisión de comer basura conscientemente y porque nos da la gana, también debemos aceptarlo y admitirlo, en lugar de poner mil excusas sobre el dinero, el tiempo o el espíritu que nos mete Pringles en la boca en contra de nuestra voluntad.
El segundo punto, es también interesante. Me hace mucha gracia que tanta gente suelte la dichosa frase de la moderación sin ton ni son, mientras se cepillan un café con leche de vaca y un croissant cada mañana para desayunar. Comer un poquito de basura todos los días, no es moderación. Comer carne y embutidos cada día o dia sí día no, no es moderación. Desayunar leche con cacao y azúcar cada mañana porque nos gustan los grumitos, no es moderación. Y beberse una copita de vino o una cerveza cada día o la mitad de la semana, tampoco es moderación. Freír en aceite el 90% de nuestra comida, no es moderación. Comer patatas fritas, gusanitos o snacks similares varias veces a la semana no es moderación. Todo eso es ELECCIÓN, y una bastante mala, si quieres mi opinión.
Moderación sería limitar los productos que no son sanos a ocasiones especiales (por ejemplo, alimentos procesados) o inevitables, como fiestas de cumpleaños de otras personas, celebraciones anuales familiares o por ejemplo algún momento del mes en el que tengamos un capricho. Como les digo a mis clientas siempre, mientras estemos haciendo un buen trabajo el 90-95% del tiempo, no pasa nada por comer algo “medio malo” de vez en cuando. El problema está en que la gente se toma su día a día como una ocasión para comer “un poquito de esto y otro poquito de aquello”, que al final de la semana da como resultado 7 días en los que prácticamente hemos comido «un poquito de basura» en cada comida.
El gran problema reside en que, como no nos hace daño inmediatamente, pensamos que no pasa nada. Nadie en su sano juicio se bebería un vaso de lejía, porque sabemos que nos mataría al instante. En cambio, comemos azúcar, comida procesada, aceites hidrogenados, productos animales, grasas saturadas y frituras cada día sin siquiera pestañear. Claro, como hoy no me va a pasar nada… pero después, cuando todas estas ocasiones en las que no nos pasa nada inmediatamente se acumulan, es cuando llega la enfermedad crónica. Y la diabetes, la obesidad, la arteriosclerosis, el colesterol y otras cosas peores. Ahí sí, cambiamos un poco el chip si somos consecuentes, pero si puede ser, mejor le echamos la culpa a la mala suerte o a la contaminación. Eh, que yo como de todo y en moderación…
Manda narices.
Otra cosa que me molesta soberanamente, es cuando la gente dice que «comer sano es una moda y tiene ganas de que se pase ya». Déjame decirte que si crees que comer sano es una moda, tienes un GRAN PROBLEMA. Pero gordo, gordo. Entiendo que algunas personas estén hasta las narices del hashtag #healthylife o de las fotos de batidos de frutas de colorines, pero de ahí a decir que comer sano es una moda, hay un trecho. Es como decir que “no querer morir o enfermar es una moda” o que “querer mejorar tu estado físico para poder vivir una vida larga y de buena calidad es una moda”. Es ridículo. Hasta donde yo sé, querer pasar el resto de nuestra vida sintiéndonos bien y sin restarnos días, es algo natural, y quien piense lo contrario debería mirarse mucho los hábitos que lleva, porque si para esa persona lo “normal” es no comer sano, vamos por mal camino.
Sé que en la mayoría de los casos esta oposición al concepto de la vida sana es más bien un mecanismo de defensa. Es decir, tú me estás diciendo que mi estilo de vida puede no ser el correcto y en lugar de replanteármelo prefiero atacarte para reafirmar mi postura y mis elecciones. Bien, es tu decisión, pero no te enfades porque a otros nos importe nuestra salud y la de los demás. De hecho, la única razón por la que me dedico a lo que me dedico, es esa. Quiero vivir una vida sana, ver crecer y jugar con mis sobrinos, viajar, hacer deporte, escalar montañas, bailar toda la noche, hacerme mayor y disfrutar de todo el proceso, verme sana y bonita, ser feliz y vivir una vida de calidad, practicar yoga hasta que tenga 90 años (o más) y me gusta sentir que con mi trabajo ayudo a que otras personas consigan lo mismo.
Basta ya de soltar la frasecita “hay que comer de todo pero en moderación”. Esta es sin duda, la pequeña gran mentira que la industria de la alimentación nos ha metido en la cabeza. NO. Hay que comer alimentos sanos cada día, punto. Y no me vale la típica frase de:
“Es que la vida son dos días”.
Ya, lo sé. Y por eso no entiendo por qué la gente se empeña en acortársela a un solo día o vivirlos con enfermedad y sufrimiento. Tenemos un solo cuerpo, asi que dejemos de tratarlo como si fuera un vertedero ajeno a nosotros y tomemos de una vez la decisión de invertir en la salud y el bienestar, en lugar de jugárnosla cogiendo préstamos cada día. Os aseguro, que he trabajado con personas que han pasado de un extremo a otro, y jamás han mirado atrás. Lo único que nos hace falta es deshacernos de las excusas y tomar la responsabilidad de nuestra salud y nuestra vida, porque al fin y al cabo, la única persona que puede hacer algo por uno mismo, es uno mismo.
Amor, paz y hummus para todos.
xx
Ally
Paloma Heras
Hola Ally!
Conoces este blog? https://www.lalakitchen.com
Si no lo conoces echa un vistazo, tiene recetas geniales y opina igual que tu respecto a la alimentación.
Elka vivía en Menorca y ahora reside en Barcelona.
Saludos!
Ally
Paloma HerasHola hermosa! Gracias por la recomendación! Un besazo xx
jenny
Me encanta tu postura, es tan realista, un abrazoteee guapa y gracias por ayudarnos tanto.
Ally
jennyA ti guapa, un abrazo xx
Mun
Me ha gustado mucho el post, pero no estoy de acuerdo con que se equipare comer carne 4 días en semana con comerse un bollo industrial. Yo sigo una alimentación paleo en la que consumo alimentos animales prácticamente a diario. Obviamente tu visión es tan válida como la mía, de eso no hay duda. Sobre todo porque yo he probado la dieta vegana y no ha sido capaz de curar mis problemas de ovarios poliquistico por ejemplo, cosa que la paleo ha conseguido, además de darme unos niveles de energía y buen humor increíble. A ti sin embargo te ha funcionado a las mil maravillas. Lo evidente es que a cada persona le sientan bien cosas diferentes, yo cuando como cereales o legumbres se me pone el vientre como una pelota y la cara como una paella… Con eso me refiero a que comparar alimentos como la carne, con bolleria, no es justo para aquellos que hemos encontrado en la dieta paleo una manera óptima de vida. Por lo demás, muy buen artículo y tampoco comparto eso de «comer de todo con moderación». Un saludo Ally!
Ally
MunHola guapa! No lo comparo directamente pero los productos animales tienen mucha grasa saturada, cero fibra y algunas vitaminas, y muchos estudios desde hace casi 80 años demuestran que las dietas altas en productos animales son nocivas para la salud. Es perfectamente posible obtener los mismos nutrientes de vegetales, legumbres y demás productos no animales, que es de lo que se trata, in conjuncto de macronutrientes y aminoácidos. Para mí comer productos animales cada día, independientemente de si la persona es vegana o no, no me parece recomendable no moderado.
Por supuesto es mi postura personal que baso en estudios y research y experiencia propia 🙂 También existe el problema del calentamiento global y demás problemas asociados con los productos animales pero eso es otro tema 🙂
De todas formas como he dicho la moderación es un concepto muy subjetivo. De todas formas decirte que una dieta vegana a largo plazo es precisamente lo más recomendado para SOP!
Un abrazo y gracias por comentar xx
Jess
Me ha encantado, mucho me queda por aprender y cambiar en mi dieta, pero personas como tu, me inspirais para cambiar a una vida mas saludable, como bien dices sino no lo hace uno mismo, nadie lo hará por ti. Este tipo de post se agradecen, que alguien diga las cosas bien claras. Besucos!!
Beatrix
Me encanta la contundencia y la claridad con la que explicas este tema.
Más que confusión de conceptos (el tópico comer sano=productos bio caros) creo que es algo más complejo … es un cambio profundo de mentalidad …. y descubrir nuevas formas de nutrirse , desterrando algunos hábitos tremendamente nocivos y arraigados en nuestra cultura tradicional…Y es que no sé que cuesta más desaprender o comprender que hay costumbres que son perjudiciales.
Ana
Ains Ali, a mí me está costando la vida cambiar los hábitos que he tenido durante 34 años, espero poder conseguirlo algún día.
Una cosa me ha dolido, tomar una copita de vino al día no es sano…
Ally
AnaClaro que puedes! Yo los cambié a los 30 🙂 Y sí, por mucho que nos fastidie (me encanta la cerveza…) alcohol cada día no es bueno, aunque sea vino 🙁 Un besazo guapa xx